-¡Que le corten la cabeza!
Así, como en un cuento de Lewis Carroll, el mundo patas arriba y nosotros dispuestos a desordenarlo. Tú, el gato sonriente y yo, el señor del extravagante sombrero. Tú y tus manos fugaces paseando por mi pelo, yo y mis piés lentos pateando las preocupaciones. Juntos damos caza al conejo del reloj. Juntos detenemos el tiempo. 364 días para celebrar nuestro No-Aniversario. Y en la Tierra nos dejaríamos los miedos, las historias sin sentido, las pesadillas y los pesares. La guerra, el hambre y la injusticia. ¿Para qué? En nuestro mundo tendríamos todo lo que quisiéramos, un paraíso de naipes sin cierzo que lo tumbe. Un infierno pintado de pan de oro.
Una reina envidiosa de nuesta lujuria, de nuestros cuerpos desnudos abrazados sobre las sábanas blancas, dibujando a nuestro paso suspiros y palabras de amor que sangran corazones en la cama. Que manchan de tinta tus pestañas. Que cubren de silencio mi razón. Y la pierdo, cuando la reina ordena, por nuestra lujuria y desenfreno, por el tiempo que pasamos andando a fuego lento, amando a tropezones, sin prisas y sin tiempo, que me corten la cabeza. Que me rompan en pedazos. Que despierte de este sueño. Que tú nunca me has amado.
miércoles, 1 de julio de 2009
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Todos deberíamos tener ese mundo paralelo...
ResponderEliminarO quizá lo tenemos y no sabemos encontrar ni el camino ni el modo de llegar...
Me gusta, loco.
A veces no es que no sepamos, sino que no
ResponderEliminarqueremos encontrar dicho camino.
Gracias loca! :)