Hace demasiados años prometí escribirte estos renglones:
Algunos días me levanto habiendo enredado las sábanas en pensamientos sobre tí. Otras noches no puedo dormirme sin haber empujado treinta y una veces tu nombre por el colchón hasta tirarlo de la cama. Los días pares los paso entretenido pensando qué haríamos si estubiéramos juntos en ese momento, y los impares me aburro pensando el porqué no son pares para pensar en estar junto a tí. Comienzo todas las jornadas siguiendo una estudiada rutina que me ayuda a retener tus recuerdos lejos de mi memoria, pero a veces me descuido y el sonido de tu sonrisa se me cae entre las cejas. He de reconocer que siempre que bebo le quito compulsivamente el papel a la botella, que cuando tomo té exprimo el saquito contra la cuchara con todas mis fuerzas y que cuando me hablan a los ojos no puedo evitar golpear la silla con la yema de los dedos. Que dibujo caras en las mesas que me recuerdan ligeramente tu rostro, que al pasar junto a una valla rozo el dedo por las rejas para oír en ese ruido tu voz y que pateo la hierba mojada porque huele a tí. Dicen que es obsesión, amargura, enfermedad. No lo entienden, no entienden que es un modo de vida, el tener un motivo para que se me peguen las sábanas, para desnudar botellines de cerveza o para pasear por el césped. No entienden que recordarte es simplemente la excusa para disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
Hace demasiados años prometí escribirte estos renglones, quizá si lo hubiera hecho antes nunca hubieras desaparecido de mi vida, pero entonces, cariño, no hubieran tenido sentido. La vida es prometer, proseguir, progresar: aprender de lo pequeño. Y tú nunca valoras nada.
Algunos días me levanto habiendo enredado las sábanas en pensamientos sobre tí. Otras noches no puedo dormirme sin haber empujado treinta y una veces tu nombre por el colchón hasta tirarlo de la cama. Los días pares los paso entretenido pensando qué haríamos si estubiéramos juntos en ese momento, y los impares me aburro pensando el porqué no son pares para pensar en estar junto a tí. Comienzo todas las jornadas siguiendo una estudiada rutina que me ayuda a retener tus recuerdos lejos de mi memoria, pero a veces me descuido y el sonido de tu sonrisa se me cae entre las cejas. He de reconocer que siempre que bebo le quito compulsivamente el papel a la botella, que cuando tomo té exprimo el saquito contra la cuchara con todas mis fuerzas y que cuando me hablan a los ojos no puedo evitar golpear la silla con la yema de los dedos. Que dibujo caras en las mesas que me recuerdan ligeramente tu rostro, que al pasar junto a una valla rozo el dedo por las rejas para oír en ese ruido tu voz y que pateo la hierba mojada porque huele a tí. Dicen que es obsesión, amargura, enfermedad. No lo entienden, no entienden que es un modo de vida, el tener un motivo para que se me peguen las sábanas, para desnudar botellines de cerveza o para pasear por el césped. No entienden que recordarte es simplemente la excusa para disfrutar de los pequeños placeres de la vida.
Hace demasiados años prometí escribirte estos renglones, quizá si lo hubiera hecho antes nunca hubieras desaparecido de mi vida, pero entonces, cariño, no hubieran tenido sentido. La vida es prometer, proseguir, progresar: aprender de lo pequeño. Y tú nunca valoras nada.
Yo si te entiendo... te entiendo más de lo que te puedes pensar...
ResponderEliminarél también le quita compulsivamente el papel a la botella...
y me encanta.
Besos de la Niña...
Cada confesión tiene su momento idóneo para ver la luz. ¿Qué hubiera pasado si las palabras se hubiesen anticipado? ¿o retrasado? Nunca se sabe, pero siempre provocan una reacción.
ResponderEliminarUn hermoso texto. Y es que la clave de la vida reside en disfrutar de y con los detalles.
Un abrazo!
Otras noches no puedo dormirme sin haber empujado treinta y una veces tu nombre por el colchón hasta tirarlo de la cama.
ResponderEliminarDIOS! me encanta esa frase...
no puedo estar más de acuerdo con el último parrafo.. si esa historia no hubiera sido así hoy habría algunos renglones menos en el mundo...