He cometido demasiados errores, sin pensar, sin juzgar, sin soñar. Y no hay más que decir. Se ha acabado el tiempo de los silencios, he dado sepultura al blanco y negro y ya siento ese cosquilleo en la suela de los piés...
El aire que entra por el balcón, los rayos de sol quemando la fachada, el canto de los pájaros muerto sobre mi colchón, y optimismo convertido en filosofía de una vida rota y descosida. Porque la vida me brindó una aguja con la que cosí mi sonrisa, antes un boquete desgarrado en la superficie de un rostro en technicolor, falseado, y la fijé a los carrillos para que no se dejara caer por cualquier soplo en contra de las corrientes del mundo, para poder seguir caminando hacia el oeste mientras el planeta gira en dirección contraria.
Y ya he pateado las aceras de esta ciudad y puedo caminar bajo la lluvia sin que cale en mi mirada, que sigue teniendo ese brillo que a muchos asusta, que sólo tú comprendes, que lo es todo. Y nada a la vez... no hay más. Cosquillas en la suela de los piés para aprender a volar por encima de los errores, y me enredo en las sábanas, a intentar soñar nuevamente (con el sol desmigajado sobre la cama, con el hilo del corazón perdido por los suelos, con la sonrisa que se sube por las paredes y los cantos de los pájaros perdidos en el tiempo...).
El aire que entra por el balcón, los rayos de sol quemando la fachada, el canto de los pájaros muerto sobre mi colchón, y optimismo convertido en filosofía de una vida rota y descosida. Porque la vida me brindó una aguja con la que cosí mi sonrisa, antes un boquete desgarrado en la superficie de un rostro en technicolor, falseado, y la fijé a los carrillos para que no se dejara caer por cualquier soplo en contra de las corrientes del mundo, para poder seguir caminando hacia el oeste mientras el planeta gira en dirección contraria.
Y ya he pateado las aceras de esta ciudad y puedo caminar bajo la lluvia sin que cale en mi mirada, que sigue teniendo ese brillo que a muchos asusta, que sólo tú comprendes, que lo es todo. Y nada a la vez... no hay más. Cosquillas en la suela de los piés para aprender a volar por encima de los errores, y me enredo en las sábanas, a intentar soñar nuevamente (con el sol desmigajado sobre la cama, con el hilo del corazón perdido por los suelos, con la sonrisa que se sube por las paredes y los cantos de los pájaros perdidos en el tiempo...).
Aprender a levantarse...y seguir luchando una y otra y otra vez, es dificil,...
ResponderEliminarEs triste ver como muchos abandonadan y se pierden