TWITTER | BLOG

Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



martes, 27 de abril de 2010

Instantánea

Dame un segundo más para capturar este momento: el modo en que camina, el modo en que suspira, el modo en que late su corazón. Quiero capturar todos los detalles de su cuerpo antes de que lo diluya el viento. Quiero dejar grabada en la espalda del mundo la intensidad de su mirada, encerrar en una caja de música el vuelo de su falda, y recorrer con la yema de mis dedos los puntos cardinales de su vientre, desde el ombligo hasta la garganta, aprendérmelos de memoria, y esculpirlos en la cara amable de la vida. Quiero empujar a fuerza de gemidos el miedo fuera de nuestros cuerpos, que se convierta en aves que vuelan a primera hora de la mañana, en rayos de Sol que mueren por la ventana, en estrellas vigías de la noche de los tiempos. Quiero abrazar sus sueños prohibidos y, sin previo aviso, saltar por el precipicio que hay al final de las sábanas y caer en su cuerpo desnudo rodando como una piedra que estorbaba en el camino de la ingenuidad. Quiero reventar en mil pájaros de sangre y sonrisas que dibujen la libertad en el horizonte de su cama. Quiero...

Sí, dame un segundo más para capturar este momento, que después moriré y a la tumba quiero llevarme fotografiado el sabor de sus besos.

domingo, 25 de abril de 2010

Destino

Me he enamorado.

Sí, parece que el destino, después de haberme preparado una vida dedicada a la perpetua soledad, al otoño de un corazón descosido y desconsolado, ha comenzado a tropezar. Ha caído en las piedras de unos ojos que huelen a azul de frío invernal, pero que calientan el alma. Ha rodado por la cama hasta caerse del colchón y chocar contra una piel cálida que apenas reconocía minutos antes, y que ahora identifica con el amor. El destino, ese hilo enmarañado que se había perdido en líos de faldas y cardos del pasado, derrepente se ha tensado y el estomago se le ha subido hasta la boca, revoloteando como una polilla, y llevándose toda mi sangre de un sólo golpe hasta la punta de los párpados, haciéndome sentir que iba a explotar. Yo mismo he tropezado con el hilo tenso de mi destino y, desde el suelo, no he sido capaz de levantar la vista más allá de tus pupilas, negras y profundas, que me dicen, una y otra vez, sin que pueda rechistar: el destino va a cumplirse.

Me tendré que resignar...

sábado, 24 de abril de 2010

Ego




Me amo - Love of Lesbian

Llevo unos días tarareando esto compulsivamente, y quería compartirlo. Cuando pensemos que no podremos ganar nada en esta vida, pensemos que por lo menos ganamos la carrera hasta el óvulo. Todos tenemos alguna cualidad en esta vida :)

viernes, 23 de abril de 2010

Defectos

Hace demasiados años prometí escribirte estos renglones:

Algunos días me levanto habiendo enredado las sábanas en pensamientos sobre tí. Otras noches no puedo dormirme sin haber empujado treinta y una veces tu nombre por el colchón hasta tirarlo de la cama. Los días pares los paso entretenido pensando qué haríamos si estubiéramos juntos en ese momento, y los impares me aburro pensando el porqué no son pares para pensar en estar junto a tí. Comienzo todas las jornadas siguiendo una estudiada rutina que me ayuda a retener tus recuerdos lejos de mi memoria, pero a veces me descuido y el sonido de tu sonrisa se me cae entre las cejas. He de reconocer que siempre que bebo le quito compulsivamente el papel a la botella, que cuando tomo té exprimo el saquito contra la cuchara con todas mis fuerzas y que cuando me hablan a los ojos no puedo evitar golpear la silla con la yema de los dedos. Que dibujo caras en las mesas que me recuerdan ligeramente tu rostro, que al pasar junto a una valla rozo el dedo por las rejas para oír en ese ruido tu voz y que pateo la hierba mojada porque huele a tí. Dicen que es obsesión, amargura, enfermedad. No lo entienden, no entienden que es un modo de vida, el tener un motivo para que se me peguen las sábanas, para desnudar botellines de cerveza o para pasear por el césped. No entienden que recordarte es simplemente la excusa para disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

Hace demasiados años prometí escribirte estos renglones, quizá si lo hubiera hecho antes nunca hubieras desaparecido de mi vida, pero entonces, cariño, no hubieran tenido sentido. La vida es prometer, proseguir, progresar: aprender de lo pequeño. Y tú nunca valoras nada.

martes, 20 de abril de 2010

Versus

Él vive al este de la ciudad, le gusta el mar, la libertad, ver el horzizonte inmenso frente a su casa, aunque en realidad no hay por donde ir hacia el infinito sobre tanta agua. Ella vive al oeste, entre las montañas, donde se pueda sentir arraigada, fija y segura y, al mismo tiempo, con toda la tierra del mundo por delante para poder salir corriendo cuando quiera.

Jugaban a ser contrarios, y complementarios. Jugaban como los niños que se pelean y a los pocos minutos vuelven a ser amigos inseparables. Jugaban con el destino, y a éste no le hacía ninguna gracia. Quizá por eso pasó lo que pasó.

Hay veces en que todo el universo parece confabular para que algo salga mal. Esa fue una de esas veces. Atravesar la ciudad corriendo, él desde su mar, ella desde su cielo. Correr por toda la urbe para llegar a un punto donde sólo los separaba un paso de zebra. Correr por aquel paso de zebra en el corazón de la metrópolis, en medio de su mundo, para justo en el último momento, antes de que las puntas de sus dedos llegaran a tocarse, morir arrollados.

Los grandes amores siempre cruzan en rojo (y por eso no los vemos llegar).

domingo, 18 de abril de 2010

Imposible

Suelo pensar hasta seis cosas imposibles antes de desayunar. Pero el miedo me evita creer ninguna de ellas. Y es que la tierra está baldía y el aire a veces pesa tanto que anula en mi cabeza ideas como la libertad o los sueños, el horizonte se ve muy oscuro los días impares, y también los que hay entre ellos. En mi mundo hay islas que tiemblan hasta sus cimientos y se llevan a sus hijos a otras vidas. En mi mundo hay mares que bostezan y, al expirar, se llevan por delante todas las almas inocentes. En mi mundo hay millones de humanos pero, en vez de sentirse acogidos por la multitud y dar la mano al que tienen al lado, han aprendido a discutir, a luchar, y a matarse entre ellos. En mi mundo hay cosas que llaman orgullo, ideologías, poder... no saben lo bien que se sentirían si se desnudaran de todo ello, si se mostraran al Sol tal y como vinieron a esta tierra, inocentes.

Suelo pensar hasta seis cosas imposibles antes de desayunar. 1-El mundo sería mejor si cada uno de nosotros dejara de pensar en los derechos que tenemos y pensaramos en las obligaciones que tenemos para con los demás. 2-El mundo sería mejor si cada uno de nosotros nos despojaramos de ideologías y nos abriéramos a aprender más de los demás. 3-El mundo sería mejor si cada uno de nosotros dejara de pensar en lo mucho que tenemos para pensar en lo mucho que compartimos con los demás. 4-El mundo sería mejor si nos diéramos cuenta de que no hay un sólo modo de ver la vida (el nuestro) sino tantos como personas hay en el mundo (los demás). 5-El mundo sería mejor si por mucho que tiemblen islas, bostecen mares, caigan torres, exploten trenes o metros, despierten volcanes, se hundan pateras... nosotros estemos dispuestos a reconstruir el corazón inocente de aquellos lugares. 6-El mundo sería mejor si nunca hubiéramos crecido ni olvidado que todos tuvimos, de pequeños, ¡ay amores!, un país de las maravillas donde haciamos todo eso realidad.

viernes, 16 de abril de 2010

Restos

Nada queda de los años
que pensaba en tu mirada.
Nada queda de las noches
que empezábamos al alba.
Nada queda de las sonrisas
ni de los sueños vividos,
sólo queda muerte y asma
y ceniza en mis bolsillos.

Nada queda de tus manos,
de tus labios, de tus ojos.
¿Qué fue de todo?

Sólo barro, fango, lodo.

Murcia 2010

Ya tengo las entradas para ver la banda sonora de este blog en directo! :)

martes, 13 de abril de 2010

La Pajarita

No sabe que ocurre en aquella calle por la noche. Oye los ruídos, las risas, el jaleo, la música, los gemidos, los borrachos, las canciones, los pasos apresurados, los gritos de miedo y los de placer... lo oye todo, pero nunca ha visto esa calle por la noche. Él sólo sale a la puerta de su humilde hogar cuando el Sol lo acompaña. De buena mañana los orines y las botellas rotas inundan el callejón. Él, con toda la paciencia de una vida de trabajo constante, encorbado, echa uno tras otro pozales de agua por encima del empedraro para que las alcantarillas se lleven los recuerdos de una noche de lobos. Después, y cuando aún no se ha despertado ningún vecino (de los pocos que se despiertan en aquél lugar) empieza a sacar cajas de madera apolillada y a amontonarlas a ambos lados de su la estrecha y alta fahada de cal desmenuzada que conforma su casa. Cuando el Sol empieza a levantarse y se refleja desde el final de la calle sobre el suelo aún húmedo todo se baña de un tono dorado y el anciano sonrie sutilmente como recordando un tiempo en que aquél rincón de la ciudad era la avenida de los sueños. Sobre las cajas empieza a colocar una a una, decenas de pajaritas de papel. Las hay más grandes, más pequeñas, con más y menos alas, con más y menos pico, de un blanco impecable, de un blanco roto y también de colores 8aunque no muchas). Tras hacer eso, se sienta en la puerta y, sin perder la sonrisa, empeiza a ver despertar al barrio. Pasa el cartero, dice buenos días, el anciano lo mira espectante, esperando que le compre una pajarita, pero, como todos los días, el cartero pasa de largo en su bicicleta oxidada. Pasa la verdulera, de camino a abrir su negocio, saluda efusiva, pero no compra. Llega el mediodía y por la puerta han desfilado cientos de vecinos, algunos más relajados, otros con prisa, unos descansado, otros trabajando y la mayoría muriéndose de hambre. El anciano piensa que él también es un muerto de hambre, pero no deja de sonreír. Avanza el día, el Sol ha paseado sus rayos por toda la calle y ya casi se está poniendo por el extremo contrario. Nuevamente ilumina el lugar, esta vez de un tono similar al bronce, de oro viejo y ponzoñoso, de recuerdos muertos de un lugar que fue otra cosa hace demasiado tiempo. Cuando ya todos los vecinos han desecho el camino que hicieron horas antes, han vuelto a saludar al anciano e incluso alguno se ha parado a mirar las pajaritas (y no, ninguno ha ocmprado), pasa por la calle un carromato de ébano, tirado por dos caballos blancos, conducido por un galán de rancia mirada. A la ventanilla se asoma una pequeña niña rubia, de ojos claros y mirada inocente, sonriendo a pesar de la decadencia del lugar, viendolo todo como si la luz del Sol aún fuera de oro, y no de bronce. El anciano se levanta, sonriendo, encorbado, se acerca a la carroza que avanza a paso lento, coje una pajarita, no es la más grande pero si la más llamativa, en un tono rosa, y se la da a la niña segundos antes de que una mano envuelta en un guante de cuero la coja violentamente desde el interior y la aleje de aquél mundo. La carroza se aleja por el final de la calle y el anciano recoje sonriendo, pensando en qué triste es la vida de aquél que quiere quitarle la sonrisa a una niña. A pesar de tener la mejor carroza de la ciudad, dos preciosos caballos y un galán a su servicio, el señor del guante de cuero no es más feliz que ninguno de los desgraciados de aquella calle.

El anciano sonríe, recoje la scajas poco a poco mientras el Sol se acuesta una noche más. Entra en su hogar, sin saber qué pasará ahora que la Luna es la dueña de la calle por una horas, pero se dice que, en el fondo, hasta las má sbuenas familias tienen una puerta de atrás, un callejón sin salida, una calle de las miserias en que verter su perdición. Y a lo lejos suena un violín.

lunes, 12 de abril de 2010

La Calle de las Miserias

La triste melodía de un violín recorre la Calle de las Miserias a altas horas de la noche. En medio de la niebla, una figura en gabardina camina bajo la luz de la única farola que queda viva en aquel cementerio de pasiones. A paso ligero, el resonar de sus tacones sobre el empedrado rompe con el miedo que se engarza a la piel y se introduce por lo poros en aquél lugar. A lo lejos resuenan truenos y explosiones, es la banda sonora de la guerra. El frío cala hasta el alma y lleva en sus alas polillas negras, borrachos y otros seres de mal vivir que pueblan la zona. Todos quieren poseer a la figura en gabardina. Guardar el resonar de sus tacones en una caja de música, encarcelar el vuelo de su falda, capturar la fragancia de su cabello moreno recogido en un pulcro moño sobre la nuca. La figura gira en el punto más sombrío de la calle y entra en un local, uno de tantos, donde las viudas alquilan sus besos. Se dirije a la barra, deja un buen fajo de billetes y sube una chirriante y estrecha escalera de madera entre brabucones con pasados más gloriosos y putas con ínfulas de princesa. Al final del pasillo abre una puerta negra y, tras ella, hay una joven rubia tocando en una cama blanca un pequeño violín. La figura cierra la puerta y todo lo que hay fuera parece desaparecer. Es un pequeño cuarto sin ventanas con una cama a la que le falta una pata, un espejo con una esquina rota, una cómoda sin cajones, cuatro paredes con el papel rasgado y un candelabro al que le faltan dos brazos. El violín parece ser lo único integro en aquel lugar en el que hasta la joven rubia, extremadamente pálida, parece haber entrado en decadencia. La figura deja caer al suelo la gabardina y se muestra al reducido público como una mujer imponente. Sobre la cómoda deja una americana y una veretta junto a su munición. Se sienta en la cama, se suelta el largo pelo azabache y abraza a la joven, que deja de tocar el violín y pregunta:

-¿Ya has conseguido el dinero para curarme? ¿O aún no? ¿Hará falta que sigas matando? Si tienes que seguir haciéndolo, si tienes que seguir manchándote las manos de sangre prefiero morir...

-Cállate. Y sigue tocando toda la noche, por favor.

Con una lágrima rodando por su cara y una sonrisa forzada, la mujer besa a la jóven, y rompe a llorar.

sábado, 10 de abril de 2010

Cien

Cien entradas. Cien historias. Cien caminos a ninguna parte (y a todas a la vez..).

Cien conejos blancos que espero os hallan guiado a cien sentimientos, aunque sea por unos instantes.

Se que un premio en el mundo blogger se debe entregar por la calidad del contenido, pero permitirme que al ser los primeros me deje llevar por la subjetividad. Además, no voy a premiar a nadie que no tenga calidad, todos los blogs que sigo son de grandes artistas de la palabra. Aún así, he decidio destacar a cuatro blogs (y cinco individuos) por razones quizá algo egoístas:

En primer lugar, a LaNiñaMariposa y Cayetana Andrea porque nunca ha faltado un comentario suyo en todas las entradas:
En segundo lugar, a Blogboreta y su recién estrenado blog para mostrarle todo mi apollo:

Y por último, mención especial a AyP, dos bichos que espero tengan mucha suerte en la P.A.U. y vuelvan pronto por aquí:


Sus blogs, en orden, son:
http://solitaxlacalle.blogspot.com/
http://miradaselectricas.blogspot.com/
http://revoloteandoando.blogspot.com/
http://lasmentirasdemyipod.blogspot.com/

Os animo a leer a estos 5 mentirosos compulsivos :)

Gracias por todo,
Chrístopher.
(Hasta las 200!)

viernes, 9 de abril de 2010

Vergüenza

Eran simples mortales. Personas inocentes que no hacían más que defender su hogar, sus historias, toda una vida. Los seres humanos tienen derechos, ceden su capacidad de autogobierno a otros a cambio de defensa, de paz, de libertad. La ONU dijo que la resistencia es legítima, nadie puede ser culpable de defender lo que es suyo, lo que ha sudado por sus poros, lo que se ha ganado con sangre y lágrimas. Y ellos lo perdieron todo, en favor del progreso que, en ocasiones como ésta, no es sino caminar hacia atrás, retroceder. Han dejado sus hogares, sus recuerdos, sus pasiones... las máquinas excabadoras han pasado por encima de ellos, los han demolido y arrollado. Los policías han golpeado hasta la inconsciencia a hombres y mujeres, jóvenes ilusos y ancianos resignados, sin distinción. Violencia contra la resistencia pacífica, golpes contra el diálogo. Parece una historia del tercer mundo, pero no, es nuestro país. Es Valencia. Es un gobierno irresponsable llevándose por delante las vidas de los vecinos del Cabanyal.

Valencia, ciudad sin ley.
Valencia... ¿o Violencia?
Sin duda, vergüenza.

Esta era mi entrada 100.
Se supone que debería haberlo celebrado
con unos premios a mis lectores, como he
visto por ahí en otros blogs. Prometo que
a la vuelta lo haré. Y cambiaré de música,
y volveré a escribir. Pero hoy necesitaba esto.
Desahogarme, han conseguido irritarme.

Gracias por haberme seguido estos cien escritos.


Que no hacen falta avenidas que lleguen al mar,
para hayar la felicidad...
Que éstas solo llevan humo y coches,
y los espíritus no las saben cruzar...

martes, 6 de abril de 2010

Final

-Había una vez un lugar perdido entre tu ombligo y mis dedos que llamábamos vergüenza y que hace tiempo desapareció, ¿sabes?

-Había una vez una sonrisa tímida que asomaba en tu rostro cada vez que deslizaba mis manos por debajo de tu ropa y cuyo nombre ya he olvidado, ¿recuerdas?

-Había una vez unas llemas de dedos que no conocían las partes ocultas de tu cuerpo donde se convertirían más tarde en los únicos ojos de este ciego...

-Había una vez algo que ambos llamábamos tiempo y que teníamos miedo de gastar y que ahora perdemos sin apenas darnos cuenta de su paso...

-...y la piel tersa a dado lugar a las arrugas, y las sonrisas jóvenes a las desdentadas...

-...y la mirada impaciente a la experimentada... No me gustan estos cuentos, me dan miedo.

-Pero si envejecer a tu lado ha sido lo más bonito de mi vida.

-Y de la mía, pero ya ha pasado, eso es lo que me asusta.

sábado, 3 de abril de 2010

Paso a paso

Como motas de polvo suspendidas en el tiempo y el espacio. Como una mirada a través de un cuadro colgado de la pared de los recuerdos. Como olvidarte de ir montado en bicicleta y aprender a caer (y no siempre de pié). Como sentir las gotas de lluvia recorrer cada centímetro de tu pelo para caer después por tu espalda y saborear cada centímetro de tu piel hasta morir sobre los dedos de los piés. Como ese primer soplo de aire en tus pulmones después de haber aguantado la respiración tras un berrinche de tantod que te daban. Como los primeros pasos de baile de la coreografía final de nuestras vidas.

Con nerviosismo, con impaciencia, con ganas de descubrir, con miedo a encontrar. Era como adivinar, como jugar, como ser unos completos desconocidos nuevamente bajo aquellas sábanas. Era como el primer día que te vi sentada en aquella estación de tren esperando inquieta y moridiéndote las uñas y decidí que tenía que hablarte, que sonsacarte tu nombre, sacarte una sonrissa y descubrirlo todo sobre tí, pero esta vez había menos ropa, menos espacio y menos verguenza entre los dos.

Paso a paso, seguimos las instrucciones que nos dictó el deseo (una vez más).