Más tarde de lo que acostumbro, pero aquí una vez más, mi grupo del mes. Con canciones que cuentan historias y melodías simples pero que llegan dentro, Manel, un grupo de cinco catalanes en el que nadie se llama así, han recorrido diez mil millas musicales hasta llegar a la madurez con su último trabajo. Desde la conocida Al mar hasta su nuevo single, El boomerang, hay un salto instrumental increible que, sin embargo, unifica su voz humilde y cotidiana. Han traspasado la frontera del idioma y han cruzado el atlántico para llevar la cotidianeidad del ser humano hecha canción a todos los rincones. De 10.000 milles per veure una bona armadura podría recomendar todo, desde la introcutoria Benvolgut al gregoriano final Deixa-la, Toni, deixa-la. Sin embargo, os dejo un tesoro que siempre me pone los pelos de punta y trae lágrimas a mis ojos. Convenientemente traducido.
Escuchad la canción del soldadito,
que a través de un ojo de buey,
ve que vuelan unos vencejos
y, no es que entienda mucho el soldadito,
pero ¿qué quieren los vencejos?
tendrá que querer decir que la tierra está cerca.
Y tan cerca debe estar que baja el capitán
e intenta no parecer nervioso
mientras acaba la instrucción:
'Concentraos soldaditos, sed prudentes
y agarraos a la vida con las uñas y los dientes'.
Y en cubierta los hombres rezan,
y en cubierta los hombres rezan.
Y dice un 'amén' muy convencido el soldadito,
y acaricia su fusil,
intentando no pensar en nada.
Desde proa se van haciendo grandes las colinas,
soldadito, valor, valor
que depende de gente como tú la suerte del mundo.
'Pero si una bala enemiga cruza el viento
y me atraviesa el cerebro' se plantea el soldadito,
'las olas me arrastrarán y mil peces de colores
lucharán por devorar mi carne'.
Y es cuando piensa 'yo me escondo,
cuando no miren yo me escondo'.
Pero siempre miran y le barco se está parando,
las compuertas se han abierto,
y en un segundo se inunda el mar
de soldados disparando al infinito
con un soldadito en medio
que carga mientras insulta al enemigo.
Y entre bomba y bomba todo le va bien
hasta que una cae justo a su lado,
primero dice 'Qué suerte has tenido'
pero luego siente en la espalda un dolor extraño,
y al tocársela le queda
todo el brazo manchado de sangre.
Gira la cabeza a lado y lado,
se sienta en la arena y descansa.
Y mientras llega el médico, el soldadito
se tranquiliza repitiendo
que hará al volver si sobrevive.
'Iré a mi madre bien vestido,
y antes que nada le he de decir
que me perdone por tratarla siempre así.
Iré a Margarita a hacerle un hijo,
solo por verla intuir
que la quiero más de lo que me quiero a mí'.