Era un día de otoño. Yo miraba por la ventana en busca de unos ojos negros que se dejaran llevar por las aceras de mi calle, y de mi mente. Tras el cristal las hojas caían lento, al ritmo del suave viento, al ritmo de mi estado de ánimo, al ritmo de esos ojos negros que tras la esquina hicieron acto de presencia sin apenas darme cuenta. Tanto tiempo esperándolos y, cuando por fín pude haberlos visto, desaparecieron. Era un día de otoño y no conseguí ver tus ojos caminando sobre las hojas que habían caído lento, al ritmo de la vida, al ritmo de mis pensamientos. Y al ritmo de mi pulso, que como ese día de otoño y como el otoño entero, llegó a su fin en invierno. Y cuando la nieve cubrió las hojas caídas lento, morí frente a la ventana, esperando ver tus ojos negros.
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Angustia y desasosiego! eso es lo que me han provocado tus palabras. Es cómo quien busca algo desesperadamente y nunca lo encuentra. Una pesadilla que se repite una y otra vez.
ResponderEliminarMalditos ojos negros! al menos los contemplaste un instante!
Bss
La espera por algo siempre es inquietante...
ResponderEliminary como puedes ver, se te puede escapar de las manos en un suspiro...
Por ello no esperes a q pase por delante, y sal a buscar esos ojos negros, a aumentar las probabilidades de cruzarte con ellos...
Besos.
Es lo más bonito que he leido en mucho tiempo.
ResponderEliminarSiento no dejar un comentario mejor, pero me has dejado con el alma a flor de piel.
Besos.
Y quién no prefiere encerrarse entre recuerdos.
ResponderEliminarOh!! precioso! yo tengo los ojos negros, paso una vez? o me tiro todo el día dando vueltas?? :P es broma
ResponderEliminarme ha encantado, una vez más.
Como dice Soul, sal a buscarlos, al otro lado de la ventana te esperan, esos y mil ojos más y de diversos colores.
Un besazo enorme.