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Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



martes, 14 de julio de 2009

Siempre

Siempre supe que la palabra siempre nunca tuvo sentido. Aún recuerdo las veces que prometí escribirte una canción, cantarte un poema, soñarte un futuro. Todos los veranos nos subíamos juntos en aquella bici azul celeste mía y recorríamos las costas: yo, en el sillín, y tú, abrazada tras de mí. La brisa marina despeinaba tu sonrisa y pedaleabamos con todo el tiempo por delante, avanzando entre las rocas, siempre paralelos a las mareas, saludando a las gaviotas, diciendo adiós a los problemas. Reíamos. Cuando se alzaba la luna, nos sentábamos al borde del acantilado, con las piernas colgando, y yo dibujaba en tu piel palabras de amor con mis labios. Olíamos el salitre en nuestros cuerpos y oíamos el rumor de las olas pronunciando nuestros nombres desde la eternidad.

Pero entonces pasó todo, y yo empecé a ir sólo en la bici y a sentarme sólo ante el acantilado. La brisa marina se convirtió en lluvia y el rumor de las olas en el de las tormentas. Todo se volvió tan triste que hasta el tiempo se vistió de luto en tu despedida. Ahora soñaba conducir perpendicular a las mareas y saltar por lo acantilados en lugar de observarlo todo desde lejos...

Aún sigo sabiendo que la palabra siempre nunca tuvo ni tendrá sentido, y por eso vengo al mismo acantilado, conduciendo la misma bici azul celeste, ahora oxidada, y me siento a recordarte exactamente en el mismo lugar donde arrojé hace años tus cenizas.

2 comentarios:

  1. un siempre es relativo, lo mejor es vivir en un ahora permanente

    muy buen escrito

    un saludo

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  2. Loco, me ha encantado.

    Cada uno tiene su siempre personal... El mío terminó hace demasiado poco.

    (voy a ponerme al día con tus textos, me he perdido varios)

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