Se llamaba Fátima y tenía veinte años. Veinte piedras, las que hicieron falta el pasado veinte de noviembre para que dejara de tener nombre y edad. Es el día a día en el Cuerno de África. Es el día a día que ignoramos porque asistimos a otras lapidaciones menos dramáticas, pero más morbosas.
En el Congreso hoy se hace caso omiso a los dramas humanos que nos rodean porque a cierto presidente se le ha ocurrido dilapidar sus ingresos en un mítin típico de la España de bombo y pandereta. Y porque a la oposición le conviene tirar a dicho presidente sus piedras (y esconder después la mano, claro está).
Fué esa misma oposición la que puso la primera piedra en esto de convertir las elecciones en talent shows y ahora hace como si fuera otra estrafalaria ocurrencia del irresponsable Gobierno. Y es esa misma oposición la que acusa al partido opuesto de simular una falsa integridad cuando son las piedras de su cimientos las que con más peligrosidad se están desprendiendo.
Yo, la única piedra que lanzo hoy al centro de debate es que ambas formaciones políticas se muestran muy dispuestas a posar en las fotos junto a ONGs y obras benéficas, pero ninguna ha hecho nada por ayudar a Fátima, ni a ninguna otra. Una tortura, treinta y cuatro mujeres en lo que va de año, miles de piedras ensangrentadas... y sólo falta la piedra clave que sustente este arco: integridad política.
En el Congreso hoy se hace caso omiso a los dramas humanos que nos rodean porque a cierto presidente se le ha ocurrido dilapidar sus ingresos en un mítin típico de la España de bombo y pandereta. Y porque a la oposición le conviene tirar a dicho presidente sus piedras (y esconder después la mano, claro está).
Fué esa misma oposición la que puso la primera piedra en esto de convertir las elecciones en talent shows y ahora hace como si fuera otra estrafalaria ocurrencia del irresponsable Gobierno. Y es esa misma oposición la que acusa al partido opuesto de simular una falsa integridad cuando son las piedras de su cimientos las que con más peligrosidad se están desprendiendo.
Yo, la única piedra que lanzo hoy al centro de debate es que ambas formaciones políticas se muestran muy dispuestas a posar en las fotos junto a ONGs y obras benéficas, pero ninguna ha hecho nada por ayudar a Fátima, ni a ninguna otra. Una tortura, treinta y cuatro mujeres en lo que va de año, miles de piedras ensangrentadas... y sólo falta la piedra clave que sustente este arco: integridad política.
Tengo que aplaudirte.
ResponderEliminarExcelente post.
Es lo que tiene la mentira que nos hacen vivir a diario. Pero nosotros (algunos) somos más listos que ellos.
No nos dejaremos revolver en la masa de mediocridades que manejan cada dia.
Hipocresia, falacias y mujeres perdiendo la vida a diario por culpa de sociedades basadas en la misoginia y la falta de humanidad.
Eso es un genocidio en toda regla.
Besos.
¿Por qué no hacemos nada?
ResponderEliminarYa nadie cree en la intrahistoria. Ni siquiera nosotros.
:) P.
Somos cada vez más pasivos.
ResponderEliminarEso no pasará factura.
Buen fin de semana.
Tá bien... tú ganas...!! Una entrada como ésta se merece cualquier cosa menos silencio. ¡Bastante callan y vuelven la vista los que de verdad podrían acabar con esta canallada!
ResponderEliminar¿sabes que tengo una poema a medio terminar titulado "No me lapiden"? Prometo acabarlo.
Besos.
P.D.- Estaba trabajando... bueno, puntualizo, estaba en el trabajo... como ahora.