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Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



miércoles, 3 de marzo de 2010

Susurros

Cuantas veces susurré tu nombre al viento... Recuerdo aquellas tardes soleadas, aquellos veranos interminables, inabarcables, en que cogíamos nuestras bicicletas y pedaleábamos hasta el horizonte. Llegábamos los dos a los pies de la montaña que por entonces constituía el límite de nuestro mundo. Correteábamos junto al arroyo de aguas cristalinas que bordeaba las rocas de la ladera, reíamos entre nubes de mariposas azules e intentábamos cazar las libélulas que curioseaban entre nuestros cabellos rojizos de inocencia. Nos cogíamos de la mano y saltábamos de piedra en piedra, de sueño en sueño, y nos ruborizábamos como tontos cuando en un tropiezo nuestros cuerpos entraban en mayor contacto del acostumbrado. Subíamos y subíamos hasta la cima y allí, en una cresta desde la que podíamos observar la inmensidad del universo, dejábamos cada día una piedra más en un montón que habíamos hecho cada uno para poder subir otra vez cuando fuéramos mayores y nos hubiéramos casado y hubiéramos tenido hijos y hubiéramos dado la vuelta al mundo con ellos. Entonces subiríamos otra vez a la montaña que supuso el zenit de nuestra existencia y contaríamos cuantas piedras había, desharíamos el montón pieza a pieza, y descubriríamos cuantos días invertimos en nuestro primer enamoramiento repentino e inconsciente.

He vuelto, he cogido la bici, que está oxidada, he llegado a la ladera de la montaña, que no estaba tan lejos, he recorrido el arroyo, que ahora está seco, he ascendido entre mariposas más bien grises y he matado a una libélula molesta e inoportuna que quería enredarse en mis canas. He llegado a la cima, aunque tampoco era tan alta, y desde ella no se ve más que unos pocos kilómetros, un diminuto pedazo del mundo real. Y allí están los montones, había muchos otros que habrán ido haciendo con los años otros infantes aventureros, pero los nuestros siguen en su sitio, más altos que ningún otro... No me siento con fuerzas para contar las piedras, el mío debe de tener casi mil, el tuyo no llegará a cien. Y es que lo pateé ¿sabes? Aquella tarde en que el mundo se calló a mis pies, cuando descubrí por qué habías perdido el pelo rojizo, por qué ya no te ruborizabas, por qué no tenías fuerza para venir en la bici a atrapar mariposas... Aquella tarde pateé tu torre sabiendo que no volverías a poner nunca más una piedra, y susurré mil veces más tu nombre al viento mientras tiraba al infinito una a una las piezas que quedaban de nuestros sueños.

8 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este texto.

    Pero el viento se lleva los susurros todos...

    Muy chulas las fotos y esa canción que se queda bailando en mis oidos.

    Un beso de Mariposa.

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  2. Gracias por pensar en mí...

    Fotos: las tuyas con tus amigos.
    Canción: la de Benjamin


    Besitos de Mariposa!

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  3. El comentario más esperado: http://2.bp.blogspot.com/_iLSmTPwJGZY/SgxFbs6513I/AAAAAAAAM_A/Vk3kHjMq4pU/s400/5.jpg

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  4. A veces es mejor dejar los recuerdos oxidados detrás y saber recordar. Que la vida te enseñe cómo puedes volver de nuevo a vivir esas sensaciones y no sentir pena, sino nostalgia. Melancolía con una sonrisa porque sabes afrontar que lo que vino ya se fue y si no lo hizo poco tardará en marchar.
    El tiempo apremia y no somos quién para encerrarlo.

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  5. Qué increíble. Qué increíble.
    Es obvio por qué te seguimos. :)

    Los bichos se disculpan por no firmarte a menudo. La selectividad nos carcome el tiempo.

    Muás :)

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  6. Sonrio... eso es muy importante hoy.

    Hoy que llueve mucho y no me apetece mojarme las alas...

    podrías hacer una lista de canciones que bailan en los oidos...

    Buen gusto musicalllllllllllllll

    ;)

    Besos de Mariposa.

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  7. Es que esta canción parece que sea para cogerse de la mano en la playa y bailotear torpemente. Como en las viejas películas, como nunca has bailado porque nunca lo viviste, pero qué más da. Oda al amor desenfrenado.

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  8. me recuerda al capítulo de Kate de la primera temporada, cuando va con su antiguo novio a desenterrar la caja de sus recuerdos... qué tierno :_


    pd: gran libro, el que estás leyendo.

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