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Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



viernes, 11 de febrero de 2011

Sobre peticiones e imposibles

Alguien que me valore. Tampoco es tan difícil ¿no? Vale. Sé que en realidad exijo más. Y no hablo del físico, dónde va a parar, el físico se lo comen los gusanos, y por muy poco que me valore, me tengo en más estima que a ellos. Pido que sea inteligente, que tenga inquietudes y valores, aunque no sean los mismos que los míos, pero me conformo si sabe defenderlos con argumentos coherentes. Pido que tenga las ideas claras, que sepa qué es la vida, tanto en su vertiente de dos días que hay que vivir como en su vertiente de una media de 78 años que hay que trabajar y mantener. Pido que tenga madurez, que no es algo que abunde. Y por norma general, todo lo que se derive de los aspectos dados. Pero sobretodo, pido que no me haga llorar. En los últimos meses de mi vida he llorado más lágrimas que en los 19 años precedentes, y no sé cómo lo consiguen. Debo de tener atrofiada la brújula del corazón y sólo me lleva a las costas de islas ásperas, o igual estoy a la deriva en la carta de navegación del desencanto. Quizá la tierra es plana y mi barco de papel ya se ha caído por las cataratas de su vértice. O yo qué sé.

1 comentario:

  1. O yo qué sé.. es la respuesta más coherente.. y parece que pides poco.. pero en realidad pides demasiado.. bueno más bien pides pocas cosas que escasean..
    Mua!!

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