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Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



lunes, 17 de agosto de 2009

Segundos Segmentados

Dicen que hay ángeles disfrazados de personas que caminan entre nosotros cuidando de que no demos pasos en falso. Tú debías de ser uno de ellos.

Desapareciste tan pronto como pronto aprendí a amarte. Tus ojos se cerraron tan rápidamente como rápidamente supe que jamás curaría la herida que tu huella dejó en mi corazón.

Y el paso de los años no ha logrado hacer nada. He empujado el minutero con todas mis fuerzas tras las hojas caídas de decenas de otoños. He dado patadas al engranaje de inviernos que duraban más de tres meses en mi interior. He pataleado, lloriqueado y golpeado las paredes cristalinas de mi alma hasta sangrar corazones sobre mis sábanas.

Y llegaron abriles con sus soles sonrientes y mayos llevados a cuestas por pájaros cantores, pero yo sólo seguía viendo eneros.

El día que moriste nevaba. Y la nieve se caló en mi cuerpo derritiendo estrellas y formando nubes sobre mi corazón. Nubes de tormenta. Tormenta eléctrica que jamás mi alma logrará olvidar.

Y así, en estos años, no ha habido día que no haya deseado que la Muerte me lleve pronto en su abrazo eterno para poder verte una vez más.

Mientras muera sonriendo, el resto no me hace falta.

2 comentarios:

  1. Y por qué murió? no, eso no me gusta!

    Violetcarsons.

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  2. Pero si mueres de improviso puede que no te pille sonriendo.

    que triste.
    y bonito.

    mua

    ResponderEliminar

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