Ahora que estamos a solas, y que hemos apagado nuestros corazones en ascuas para que su ensordecedor latido no ahogue nuestra voz... Ahora que hemos aprendido de los golpes de la vida, y de la vida oculta tras cada golpe, y de las astillas que se desprendieron de nosotros cada vez que caímos... Ahora que sabemos que el único fallo consistió en conocernos en el momento equivocado, con las circunstancias erróneas, el tiempo al borde del precipicio y el mundo corriendo a contracorriente.... Hablemos.
Podemos hablar de qué hubiera sido de nosotros si hubiéramos escuchado al corazón cuando no quería ensordecernos, si hubiera seguido prendiendo en él aquel fuego que apagamos con distancia y tierra de por medio, si hubiéramos devuelto cada golpe con una sonrisa, cada astilla con una caricia y cada caída con un nuevo acelerón, si nos hubiéramos conocido mucho antes o tan sólo instantes después de todas las adversidades que se nos echaron encima juntas como una noche sin amanecer previsto, si hubiéramos parado el tiempo, si le hubiéramos cogido ventaja a la translación de este planeta de locos. Hubiera pasado que ahora no hablaríamos, porque no haría falta. Y hablar contigo me encanta, aunque nos tenga envidia la distancia y nos siga manteniendo a cada uno en su sitio. Lejos del otro, en definitiva, pero cerca gracias a las palabras con las que cada noche hago malabares para intentar vencer los kilómetros de separación, al menos, en mis sueños.
pensar en condicional es insania pura y dura ;)
ResponderEliminara veces pienso que nos definiríamos mejor haciendo cuentas de las puertas que cerramos a nuestro paso.
Eso de conocerse en el momento equivocado está de moda...
ResponderEliminarPues sí, comprendo que te suene la frase, pero es una verdad como un templo.
:)
A mí también me suena lo e hacer malabares con las palabras.
Mua!
me gusta me gusta me gusta !
ResponderEliminar*"aunque nos tenga envidia la distancia" está muy bien hablao :)
La distancia es una mierda que hay que ignorar.
ResponderEliminar:^*