TWITTER | BLOG

Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sobre la lluvia en días soleados

Es en esos cortos suspiros entre susto y susto, de esos sustos que te da lo cotidiano, cuando realmente te sientes vivo. Notas que todo es impredecible, que el futuro no está escrito, y notas la palabra libertad tatuándose en tu piel. Pero no libertad en el sentido idílico, sino libertad en un sentido tan amplio que da miedo.

Es cuando sales a la calle un día soleado y, cuando vas caminando, empieza a soplar una brisa que parece querer desnudarte, descubrir tu cuerpo y tus secretos más íntimos, con la inocencia de un niño. Pero el niño crece y el aire se convierte en un viento adolescente que, si pudiera, te tumbaría en medio de la acera para desnudarte sin inocencia ninguna. Y entonces llega la lluvia, que puede ser una lluvia cierta que no esperabas, o puede ser una llamada tuya, un mensaje... al fin y al cabo, que hagas acto de presencia un día de esos en que creo que te he olvidado, que formas parte de predicciones meteorólogicas pasadas, que caiste sobre paragüas rotos pretéritos.

Aún así, aún te llueves sobre mí de vez en cuando y llego a mi destino con la cara empapada y los labios temblando. Repiquetean mis dientes al decir tu nombre y siento ese frío que antaño fue el calor de un abrazo. ¿Sabes? Odio los días soleados y, extrañamente, amo las noches lluviosas. Al menos en la oscuridad puedo imaginar que son tus dedos los que repiquetean en el cristal de mi ventana.

2 comentarios:

Dale una vuelta más a mi mundo: