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Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



martes, 4 de enero de 2011

Sobre infancias tardías y muertes tempranas

Recorres más kilómetros en un día de los que la mente humana concibe y en ellos ves el relejo de los últimos años de tu vida pasados por el filtro del tiempo que suele tener mejor criterio que tú y le da a todo un halo de felicidad y tiempos mejores que tu cabeza envidia, deconstruye, monta y desmonta hasta echarte en cara el maltrato al que sometes tu vida actual por una simple tontería que se te fue de las manos cuando menos creías en las cadenas y las convenciones. Miras por la ventanilla de los múltiples transportes que utilizas ese mismo día esperando ver pasar en cualquier momento el recuerdo de una libertad que en realidad sólo has visto en sueños y te preguntas el porqué de tus miserias, tus comedias y tragedias, y el porqué de las erratas y la ausencia de soluciones para los pasos que diste con la pierna coja de tu voluntad justo después de que tu razón despegara y te dejara sólo con esas razones que desconoce del órgano débil que late y da vida a un cuerpo muerto. Llegas nuevamente al hogar y aunque habías soñado, deseado, ansiado, esa llegada desde el mismo día en que partiste sólo te sirve para darte cuenta de cuan sólo estás, de lo vacía que es tu existencia y de hasta qué punto dependes del tiempo que te alquilan los demás, de sus comentarios, de su presencia, de lo que esperan de ti y de lo mucho que temes decepcionarles a pesar de que tú nunca deposites en ellos grandes esperanzas por miedo a que se las lleven en un abrir y cerrar de ojos y te dejen desnudo de ilusiones. Y cuando estás dormido, pero con los ojos abiertos, en la cima de la conciencia sobre ti mismo, en lo más profundo de los valles que has cavado en tu alma con el paso del tiempo y del dolor, descubres que en realidad aún eres demasiado pequeño para tener miedo, y que has escrito un texto enorme sólo con cuatro oraciones sin pausas ni espacios para respirar porque pretendías así desviar la atención de ti mismo y dar portazo a tus sombras antes de que ellas vayan repartiendo puntos y comas y ordenando tu memoria de modo que tu mente las vuelva a envidiar, deconstruir, montar y desmontar y engañarte haciéndote creer que alguna vez fuiste feliz.

1 comentario:

Dale una vuelta más a mi mundo: