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Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo



viernes, 26 de febrero de 2010

Barcelona

Un cielo de papel pintado se desquebrajaba y sus jirones colgaban sobre nuestras cabezas recortando la silueta del Montjuic junto a las gaviotas del puerto. Sobre nosotros, un teleférico que cruzaba sobre las olas y subía hacia la fortaleza que reinaba silenciosa sobre la ciudad. A nuestros pies, el mar. Eterno, calmo, azul, confundiéndose sus columnas de espuma con los jirones del cielo en un horizonte difícil de entender. Atrás habíamos dejado años de huídas, de miedos, de escondites. Al frente nos quedaba un mundo por descubrir, por navegar, un mundo por el que dejarse caer entre sus pliegues, del que extender las arrugas, en busca de rincones ocultos a los ojos de los incautos y sólo de nuestra propiedad. Y en el más profundo de esos pliegues del mapa mundi de los sentimientos habíamos encontrado esta ciudad, entre jirones de nubes y espuma, entre siluetas de montañas y valles, en la más vieja arruga de la cara amable del mundo. Tú, yo y la vida. Nadie, nunca, nada más frente al mar.

4 comentarios:

  1. Qué viajero que estás últimamente, eh?? jajajaja... Genial!! =)

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  2. me gusta mucho como escribes socio.

    Besos de mariposa.

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  3. Nada me gusta más que el mar! tengo una casa en la playa, crecí allí.. y sin ella no puedo vivir.
    Por lo que veo a ti también te gusta.. hay pocas cosas como el mar..

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  4. No sólo me gusta, me asusta vivir lejos del mar! :)

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